Diseñar moléculas que aprovechan el mecanismo interno de las células para eliminar proteínas que, cuando son secretadas en exceso, dan lugar a enfermedades graves. «Tenemos una idea muy novedosa de cómo abordar un problema que no tiene cura, como es el pie diabético, con una tecnología muy disruptiva y con la idea de hacer un medicamento que llegue a los pacientes», explica Juan Sebastián Ruiz-Constantino, CEO de Lincbiotech, sobre el proyecto que lidera la biotecnológica gallega y que acaba de obtener tres millones de financiación de la Unión Europea.
Los
degradadores de proteínas tienen el potencial de aportar nuevos tratamientos a enfermedades de gran prevalencia, como las enfermedades neurológicas o autoinmunes. El proyecto de investigación estudiará la eficacia de las nuevas moléculas en estudios in vivo e in vitro, y verificará su potencial para el tratamiento del pie diabético, una seria complicación que deriva en hospitalización e, incluso, en la
amputación de las extremidades inferiores afectadas por la dolencia. Afecta al 25 % de los pacientes que sufren de
diabetes. El 5 % de los que tienen pie diabético fallece un año después de los primeros síntomas, y el porcentaje sube hasta el 42 % si se mira a cinco años vista. Los degradadores de proteínas que propone Lincbiotech ayudarán a controlar el exceso de inflamación que se produce en estos pacientes. Favorecerá, en consecuencia, la correcta cicatrización y el adecuado cierre de heridas.
Cinco años de investigación
El proyecto de investigación durará cinco años. La estimación que hacen desde la empresa es poder empezar con las pruebas en animales en el plazo de un año y después, entre tres y cinco para llegar a los ensayos clínicos. Finalmente tocaría empezar a probarlo en el entorno clínico con pacientes humanos, según el calendario explicado por Ruiz.
Lincbiotech, con sede en
Ourense y laboratorios en
Santiago de Compostela, lidera un proyecto en el que participan también el grupo de neuroenvejecimiento del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) y otras cuatro entidades de Bélgica, Portugal y Reino Unido. «Es bastante novedoso. A nivel mundial los primeros datos en animales se están consiguiendo ahora en Estados Unidos», explica Ruiz. Precisamente ese carácter innovador es el que valora el
European Innovation Council (EIC), a través de la convocatoria
Pathfinder Open 2022. Se presentaron 858 solicitudes que proponen la aplicación de tecnología de última generación para el desarrollo de soluciones innovadoras para los grandes retos en ámbitos como la salud, la energía o el medio ambiente. Fueron aprobadas apenas 57 en toda Europa (dos en España). «Es un hito. Y
es un reconocimiento a la ciencia que se puede plantear desde Galicia», destaca. Y añade: «El ecosistema gallego de biotecnología ha madurado mucho en los últimos años gracias a centros de investigación como el IDIS, a organizaciones especializadas como Bioga o a iniciativas como Bioincubatech de la USC».