Salir a trabajar y no volver nunca, la peor estadística del mercado laboral
"Todo ocurre un fatídico 15 de junio de 2021". Ese día, Juanma, el marido de Jobanna Lucena, se marchó a trabajar a la explotación agraria en Cabra, Córdoba, como cada mañana desde hacía algo más de un mes. Allí, parte de su trabajo consistía en transportar sacos de ajos y cebollas con una carretilla mecánica. Lo hacía en un terreno en cuesta, sin asfaltar. Cuando el reloj marcaba las tres de la tarde, bajo un sol de justicia: “La carretilla se vuelca, lo sepulta y fallece en el acto”.
“La carretilla se vuelca, lo sepulta y fallece en el acto“
Juanma es una de las 705 personas que el año pasado perdieron la vida mientras trabajaban. “No hay derecho a que tú te vayas a trabajar a las 5:35 de la mañana y no vuelvas”, dice Jobanna a través del teléfono. No ha pasado ni un año y confiesa que todavía no lo ha asimilado. “Tienes tus sueños, tus metas...”. El intento de aguantar el llanto fracasa cuando recuerda su boda en septiembre de 2020 y repasa todos los planes y proyectos que se han visto cancelados a la fuerza.
Pese al duelo, Jobanna se define como luchadora y deja claro que no se va a quedar quieta hasta responder a todas las preguntas que aún quedan en el aire. “Cuando voy a recoger sus pertenencias, yo veo que, a la hora que sucede, tres de la tarde, él no había comido, no había desayunado. Es más, él no había abierto la botella de agua”.
Más riesgo para los temporales
Junto con la industria, el campo y la construcción son los sectores que más siniestralidad registran. “Hubo un desprendimiento y una de las piedras me cayó en la pierna, haciendo que tuviera fractura abierta de tibia y peroné, pérdida gemelar. No perdí la pierna de milagro. Estuve seis meses en silla de ruedas, cinco años hasta que me dieron el alta”. Con 33 años, el 17 de abril de 2008, Esperanza Ocaña volvió a nacer. Trabajaba como oficial de albañil en las obras del pantano La Braña II, en Córdoba.
“Hubo un desprendimiento y una de las piedras me cayó en la pierna“
Esperanza tenía un contrato de obra y servicio, prestaba sus servicios a través de una subcontrata. Un factor de riesgo si atendemos a la estadística. Según Comisiones Obreras (CCOO), los empleados temporales tienen un 75% más de posibilidades de sufrir un accidente. Lo peor, nos dice, es la certeza de que se podía haber evitado: “Y yo, gracias a Dios, no perdí la vida, porque lo vi venir y me pude quitar”.
El Ministerio de Trabajo cifra en 572.448 los accidentes que se produjeron el año pasado, de los que 4.572 fueron graves. En esos números se incluyen los in itinere, es decir, los que ocurren cuando se va o viene del trabajo. “Mi trabajo consistía en viajar, en asesorar a centros educativos. Mientras yo volvía del trabajo, hubo un accidente previo. Había una persona metida en el coche todavía, yo pensé que podría necesitar auxilio. Detuve mi vehículo, siguiendo las recomendaciones, pero fui arroyado por un tercero. A raíz de eso, sufrí la amputación de la pierna derecha, secuelas importantes en la pierna izquierda y otra serie de secuelas psicológicas también”. Es la historia de Carlos Díaz. Han pasado diez años de su accidente, once cirugías, horas y horas de rehabilitación: “Lo cambia todo. Yo estoy jubilado”. Durante la conversación, Carlos insiste en la atención psicológica: “La única especialidad que todavía me hace seguimiento es salud mental”.
Más implicación de las administraciones
Carlos pone en valor el papel de ANDADE, la Asociación Nacional de Amputados de España, que se puso en contacto con él cuando atravesaba los peores momentos. Admite que las asociaciones llegan donde la administración no lo hace, brindando ayuda de todo tipo a los afectados: “Es una labor valiosa y una proeza, los recursos con los que contamos son muy limitados”. Una sensación muy similar a la que tienen Jobanna y Esperanza. Esta última es la vicepresidenta de AVAELA (Asociación de Accidentes y Enfermedades Laborales de Andalucía).
Piden más implicación de las administraciones. “Hemos interiorizado que esto pasa, que es natural porque hay trabajos que implican riesgos, y eso no puede ser”, explica Carlos. Además, reclaman más inspecciones en los centros de trabajo, pese a que la Inspección atraviesa un momento complicado, con la plantilla mermada y los sindicatos amenazando con paros.
Mientras, la peor estadística del mercado laboral sigue engordando: 136 fallecidos solo en enero y febrero, un 30% más que en el mismo periodo de 2021. “Yo creía que estas cosas le pasan al vecino, que le pasa solamente al que sale en la televisión o en las noticias, y no, en ese bombo estamos todos. Es como la lotería, lo mismo te puede tocar que no te puede tocar”, concluye Jobanna.
Fuente: RTVE
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